Alejandro Marín

Cómo dar información al lector

Recursos Narrativos

¡Hola, persona! Seguro que en tus ratos juntando letras has tenido que plantearte cómo dar información al lector. No estoy hablando del temido infodumping. Me refiero a información sobre hechos ya narrados en la obra. Cómo refrescar esos datos.

Bueno, pues allá vamos. ¡Como siempre, con Malaz como ejemplo!

¿Cómo dar información al lector de algo que ya ha leído?

Esto puede parecer algo tremendamente específico, pero en realidad no lo es tanto. ¿Estás escribiendo una saga? ¿Tu libro tiene chorrocientas mil palabras y es fácil que los eventos del inicio del libro puedan llegar a olvidarse? Entonces esto te interesa.

Ni un libro-resumen ni una memoria prodigiosa

Todos, leyendo, nos hemos visto en la tesitura de tener que tragar con esa escena que podría resumirse en «siéntate, prepárate una copa y espera; voy a resumirte los tres libros anteriores». También, aunque en menor medida seguramente, nos hemos desesperado porque no recordábamos qué había pasado en esa primera parte de aquella saga que empezamos hace cinco años… Y el escritor no nos ayuda a recordar. Por eso es vital saber cómo darle información al lector para refrescar esos eventos.

Aunque te sorprenda, Erikson está menos presente de lo que podría parecer en ese segundo grupo de escritores.

¡No fastidies, que he dicho eso en voz alta! Bueno, al lío. Ahí van unos cuantos trucos malazanos que te pueden venir bien para esto de dar información al lector. ¡Coge lápiz y papel, que se vienen secretos muy secretos!

Dar información al lector a través de conversaciones y reflexiones

Una de las cosas que hace Erikson para dar información al lector es tirar de reencuentros de personajes que, de manera integrada en sus tramas actuales, conversan sobre las consecuencias que los hechos que vivieron juntos en aquel libro han tenido sobre ellos y sus vidas. Así que, ¡zas!, de repente y sin darte cuenta, te está recordando todo lo que pasó en esa trama. Lo mismo aplica en las reflexiones de los personajes sobre decisiones difíciles que han tenido que tomar: traiciones, cambios de bando, abandonos, asesinatos… Este tipo de decisiones marcan a una persona, y esa persona vuelve a ellas durante un tiempo después de haberlas tomado. Con estas reflexiones, se refresca de nuevo toda esa información al lector.

El uso del punto de vista

En distintos momentos, personajes que eran muy secundarios pasan a tener punto de vista propio. Lo mismo sucede con personajes que eran antagonistas de libros anteriores. Pasan a tener un carácter protagónico y, a través de sus reflexiones sobre aquellos eventos, vemos una nueva perspectiva del conflicto… Y refrescamos qué sucedió. De nuevo. Pim. Pam. Pum. Erikson da información al lector de una manera orgánica y alejada de esas clásicas escenas-resumen.

Los nombres

Vale, esto es una chorrada, pero no. Pero sí. O sea, lo es, pero es útil. Estamos acostumbrados a que en fantasía los nombres sean todos muy rimbombantes, o muy sonoros. En muchos casos, difíciles de aprender. En El Libro de los Caídos hay dos juegos con los nombres que ayudan a refrescar muy bien algunas cosas:

  • Los marines malazanos tienen, la mayoría, nombres “normales” como Sepia, Seto, Violín, Botella. Esto, que como digo es una tontería, sirve en muchos casos de recordatorio permanente de algo importante relacionado con el personaje, que va unido intrínsecamente al nombre normal que tiene.

  • La sonoridad de muchos nombres es similar cuando son de una misma zona. Esto ayuda a que, dentro de un elenco de más de doscientos personajes, recuerdes de dónde es cada uno y, en consecuencia, da información al lector, de manera indirecta, de algunos eventos que ese personaje ha vivido.

Dar información al lector a través de las consecuencias

Este es el punto más importante. El que más. El mucho más, el muy más.

Vamos, que es el punto fuerte del asunto de hoy.

La clave por la que somos capaces de coger un libro malazano cinco años después de leer el último (y, si no, que le pregunten a Borja y Pau) y enterarnos de qué está pasando está en las consecuencias.

Erikson nos muestra constantemente las consecuencias de los eventos que ya nos ha contado. El mundo está vivo y en constante cambio, y los eventos de los libros anteriores tienen consecuencias (más allá de las directas a nivel argumental) en el entorno y en los personajes.

Un ejemplo muy claro lo tenemos con la Cadena de Perros (tranquilo, que no va a haber spoilers). Alrededor de la Cadena de Perros se sucede una serie de acontecimientos que tienen su consecuencia directa en la trama de Siete Ciudades, peeeeeeeeeeero también en el propio continente y en los personajes. En al menos 3 libros de El Libro de los Caídos podemos apreciar estas consecuencias. En Un Dios Inclemente (último libro malazano, fresco como un paquete de guisantes congelados), diez años después del final de los Caídos, también se exploran esas consecuencias.

¿Qué sucede cada vez que exploras y muestras las consecuencias de la Cadena de Perros? Que das información al lector sobre lo que pasó en la Cadena de Perros. Sin necesidad de un gran monólogo, ni de hacer muchos aspavientos narrativos, ni tener una escena resumen infumable. Y el lector lo agradece. Mucho. Porque se entera y porque enriquece tanto el mundo como la trama.

Bonus track: escenas impactantes

Hay una escena que todo malazano recuerda: la fundación de los Cazahuesos. Es una escena impactante, que ya en el momento que la estás leyendo eres consciente de que es una escena especial. Pero el tiempo pasa, y estas cosas se olvidan. ¿Y si alguien conoce después a los Cazahuesos y los describe, incidiendo precisamente en los huesos que estos llevan encima? Pues de repente, esa escena inicial, la fundacional, vuelve a tu cabeza como un resorte. ¿Y si haces esto varias veces a lo largo de la saga? (Coltaine y los cuervos. ¿Quién no piensa ahora en Coltaine cuando ve un cuervo?)

¿Y si combinas todas las herramientas que te he compartido en este rollazo que te he soltado?

¡Pues que consigues dar información al lector, sin caer en el infodumping y sin ser un rollero insufrible!

Bueno, se acabó por hoy. El capitán del barco malazano va a tomarse un respiro en la semiderruida Lago de Plata.

Próxima parada: El síndrome del impostor.

¡No te olvides de traer cerveza!

Alejandro Marín

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